jueves, 19 de junio de 2014

SOBRE VINOS, CANCIONES Y FADOS (IV)

Sobre Vinos, Canciones y Fados (IV)




Hoy, simplemente una buena “Mimosa” y ahora, retomemos en esta nota el proceso evolutivo de la Canción, y recordemos que la intensa actividad de aquellos juglares ambulantes que, en las calles cantaban y contaban anécdotas, traían y llevaban comentarios satíricos de corte y practicaban acrobacia, malabarismos y juegos, sirviéndose de instrumentos populares, comenzaron a participar en fiestas de soldadesca y de allí pasaron a divertir en las fiestas palaciegas y a servir con toda fidelidad a sus Troubadours o Trovadores, poetas de la nobleza del sur de Francia, que preferían temas líricos o románticos y cantos de amor en sus Trovas; y/o también, a los Trouvères o Troveros, poetas cantores pertenecientes también a la nobleza feudal del norte de Francia, que cantaban los grandes hechos y hazañas de guerras y combates. De esta forma, se convirtieron aquellos juglares, que eran en esencia Músicos trashumantes o nómadas en Ministriles o servidores que llegaron a caracterizarse hasta por sus vestiduras de chaquetas rojas y trajes de colores, divididos verticalmente, tales como los usados más tarde por los Bufones de Palacio. Uno de los más antiguos y famosos trovadores franceses fue el Séptimo Conde de Poitiers, Guillermo IX Duque de Aquitania (1071-1127). Su esposa la condesa Beatriz de Día o Commtessa de Dia o Die (c.1140-1176) y la hija de ambos, Leonor de Aquitania (1120-1204), fueron también famosas Trobairitz o Trovadoras. En los siglos XII y XIII, aparecieron en Francia, España y Portugal, otros juglares a los cuales refieren las crónicas con los nombres de Lourenço (c.1252.-1284), cantor en la corte española de Alfonso X El Sabio; Pai Soares de Taveiros, Pero da Ponte, Alfonso Eanes do Cotón, Juan Zorro, MartinCodax, primero juglar y luego poeta y cantor galaico-portugués; Gaucelm Faidit (1180-c.1202), Elias d´Ussel (c.1170-c.1225), JauffréRudel (m.1150) Marcabrú (c.1114-c.1162), Bernard de Ventadour y luego, los más originales cultores de ese arte popular, como lo fueron en Francia: Thibaut de Champagne (1201-1250) quien llegó a ser rey de Navarra; Blondel de Nesles (c.1180-1200); Colin Muset, “ministrello” y cantor de modesta condición, autor de obras que reflejan un gran sentido del humor; otro ministrello muy famoso en Francia fue Adenez, llamado El rey de los ministrellos –y de quien, por cierto, existe un hermoso grabado de la época donde aparece cantando su poema Diomades a la reina de Francia-  y finalmente, el muy famoso Adam de la Halle (1240-1287), quien se consagró como el gran maestro de este último periodo. De esta manera, paulatinamente, los juglares se establecieron en las ciudades y organizaron corporaciones para defenderse contra la competencia de otros músicos vagabundos "que podían amenazar su estabilidad".

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