Sobre Vinos, Canciones y Fados (VIII)
Desde el Siglo XVII se emplea el Corcho,
industria desarrollada con éxito también por los portugueses, para
cerrar las botellas y a pesar de los adelantos tecnológicos; así como de los
riesgos del ocasional sabor a corcho o de la permeabilidad del gas que acelera
el envejecimiento, o el peligro del gusano del corcho, ya bastante controlado,
aún no se prevé su desaparición... sobre todo, por el gusto tradicional de
sacar un buen corcho en lugar de desenroscar una tapa... De una vieja corteza de alcornoque... su
resultado son los hermosos “corchos”. Cincuenta o más años requiere un
alcornoque para estar en capacidad de ofrecernos una corteza adecuada a las
rigurosas exigencias de elaboración de un corcho de calidad para un caldo glorioso y con cuanta facilidad lo desechamos y olvidamos rápidamente. Es precisamente, esa tradición de años, una de
las razones que ha logrado servir de barrera protectora para conservarle al corcho su condición de tapón original
para los Grandes Vinos.
Los Corchos, al igual que el vino y la
canción, son el resultado de la paciencia, el trabajo
constante y el arte de la producción.
Les ruego que
la próxima vez que descorchen una botella de buen vino, acaricien con cuidado y
cariño el trozo del viejo alcornoque
traído, tal vez, desde un bosque europeo o portugués, siéntanlo, disfrútenlo,
como pocas veces solemos hacerlo.
Y ahora
disfruten de la letra de otra canción titulada
Monsieur
de la Palisse, en la cual se inmortalizan las glorias de un capitán del Rey Francisco I de Francia, caído y
muerto en Pavia, Lombardía, en el año 1525.
Esta canción,
en una de sus estrofas, dice así: “Sus
lacayos –los de Monsieur de la
Palisse- eran esmerados en
servirle embutidos y no escatimaban en poner huevos en las tortillas. Del
inventor de la uva reverenciaba la memoria y para degustar el vino sentenciaba
que lo mejor era beberlo”...
Indudablemente, cierto.
Nota: Agradezco a la
familia de mi buen amigo el guitarrista portugués @Armenio de Melo, habernos dado la oportunidad de acercarnos
a los alcornoques y al proceso de fabricación de los corchos en Sta, María da
Feira, Portugal.
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