Salvo las
excepciones de rigor –una de las pocas fue : La morocha-, la adaptación
de los versos para acoplarse a su música y tornarla cantable, la recibió el
Tango a partir de una fecha precisa: el 26 de Abril de 1918,
cuando la actriz MANOLITA POLI, nacida en Buenos Aires el 3 de
Febrero de 1899 y fallecida en Junio de 1966, en el sainete de José González
Castillo y Alberto Waisbach, LOS
DIENTES DEL PERRO, entonó MI
NOCHE TRISTE, cuya letra escrita en 1916 por Pascual Contursi
(1888-1932), serviría de modelo poético definitivo para el Tango Canción
y para el largo, nutrido y desigual acopio de poesía tanguera.
Desde la fecha mencionada, el Tango
ya no fue exclusivamente el estímulo para sentirlo bullir en la sangre como
baile, sino también, la expresión literaria, dividida en estrofas, de fracasos
sentimentales, de metejones o enredos hondos, de rencores, venganzas,
recuerdos, pasiones, cosas del barrio; en fin, de la vida, el dolor y la
alegría del ser humano en su cotidianidad.

Dotado
por el embrujo de su encantamiento de tocar el corazón de cuantos lo escuchan
desde el disco o a través del cine, Carlitos quien fue también Zorzal
Criollo -como lo llamó el payador José Betinotti-, y
hechicero a la vez, no murió en el accidente de aviación ocurrido en Medellín,
Colombia el 24 de Junio de 1935, como lo afirman las crónicas. Allí quizá,
sufrió una vicisitud o percance, porque su voz lo mantiene vivo, carnal,
luminoso y vibrante. Ocurrió simplemente, que se tornó inmortal porque al Morocho
del Abasto no puede concebírselo ausente de nuestro mundo. Permanece
presente a través de sus muchas grabaciones y películas para asistirnos con sus
sonrisas y sus gorjeos maravillosos que definieron una manera muy especial de
hacer el Tango.
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