El Tango
tiene una filosofía propia, basada mucho más que en principios abstractos, en
las vicisitudes que el hombre está obligado a enfrentar sin pausa, porque su
vida no es más que un largo e insoluble problema cotidiano.
Tuvo el Tango, además, un filósofo,
que se llamó Enrique Santos Discépolo Deluchi (1901-1951),
conocido como Discepolín, era dramaturgo, poeta, músico, compositor y
cineasta. A su talento creador se deben algunas de las páginas más perdurables
de la canción porteña: Esta noche me emborracho; Yira, yira; Cambalache;
Cafetín de Buenos Aires; Uno, y otros muchos títulos que
consagraron su nombre como el de un auténtico poeta popular, hondo, casi
siempre dramático y a veces, escéptico.
Compositor y letrista, actor y autor teatral, ninguna tarea a la que Discepolín
entregó su fervor dejó de tener su sello personal, pero fue en el Tango donde
éste quedó estampado con mayor relieve y más larga resonancia en el espíritu
popular.
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Hasta aquí nos trae la hermosa colección de Cajetillas de Fósoforos realizada por la Industria Fosforera Argentina hace ya más de treinta años. Luego sigue
la historia que todos conocemos…El TANGO SINFÓNICO del maravilloso ASTOR
PIAZZOLLA (1921-1992), las innovaciones guitarrísticas de LUIS SALINAS (1957), del compositor y bandoneonista RODOLFO MEDEROS (1940) y tantos
otros maestros del Tango de nuestros días.
Continuaremos con otras Historias!!!!! Cordial saludo.
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